Para hablar de la historia de Morr hay que empezar hablando de sus padres, ambos luchaban en la guerra y ambos pudieron abandonar el frente a tiempo antes del Día del Luto, bastante antes. Donovan, un humano brigadista brelio se enamoró de Larra, una semiorco miliciana de Cyre. Juntos lucharon en la guerra en el bando de Breland, hasta que Donovan perdió la pierna izquierda en una refriega. Meses después, Larra se quedó embarazada y ambos fueron relevados del frente y destinados a Sharn, para que sirvieran a Breland de otras maneras.

Juntos partieron en una caravana de carretas custodiada por la guardia Brelia, acompañados por comerciantes y otros miembros del frente que debían viajar a la Ciudad de las torres. A la salida sur de Cyre la caravana fue asaltada por bandidos osgos del clan Murgul. Estos no pensaban matar a todo el mundo, pero tras la negativa de la guardia a dejarse saquear, el combate fue inevitable.

Cuando el primer osgo llegó a la carreta de los padres de Morr, pensó que sería pan comido y dijo: “¿Un tullido y una embarazada? Hoy buen día para Marguls” y acto seguido Donovan le voló la cabeza con un disparo de “Wyru”, su pistola elemental de aire. Otro osgo escuchó el disparo y corrió hacia la carreta, y un segundo osgo murió de un disparo a la cabeza. Un tercer osgo corrió hacia el lugar, pero esta vez Donovan falló el disparo y el osgo lo sacó de la carreta y le desarmo. Lo que vino después podéis imaginarlo, el osgo cortó la cabeza del padre con su hacha de guerra. Un segundo después, casi a tiempo, una pica brelia atravesó al osgo de espalda a pecho. Finalmente, la guardia contuvo el asalto, pero Larra se había quedado sola. Al llegar a Sharn, Larra estaba decidida a dar todo por su hijo y sacarlo adelante, pero tristemente murió durante parto de Morr.

Nuestro futuro detective creció en uno de los peores orfanatos de La Ciudad de las Torres, y cuando llegó a la mayoría de edad se alistó en el ejército. Fue en el frente donde conoció a Gabriella, la que sería para siempre el amor de su vida. Gabriella falleció en El día del Luto. Morr se salvó del Luto por pura chiripa, pues una semana antes le destinaron a otro punto del frente y el estallido de bruma le pilló los suficientemente lejos para huir de la zona.

Tras el Luto, Morr volvió a Sharn, pues es el único lugar que realmente conocía. Además de que también iba hacia allí su amiga Germaine, compañera de su batallón, la cual tras el Luto había aceptado un puesto en la guardia de la ciudad.

Morr pudo haber entrado también en la guardia, pero se obsesionó con el Día del Luto y comenzó a investigar. Nunca consiguió descubrir nada relevante sobre el desastre, pero le ayudó a pasar su duelo y se dió cuenta de que se podía ganar la vida como detective. Cinco años después, Germaine ya era Sargento de la Guardia de Sharn. Esta le pidió que investigara un caso que se escapaba de su jurisdicción, cómo acabó esto solo Morr y Germaine lo saben, pero Morr descubrió algo que alteraría para siempre el “statu quo” de las casas nobles de Sharn y ambos pensaron que sería mejor que no trascendiese, o la cabeza de ambos tendría un gran precio. Tras esto, Germaine le descubrió a Morr que no solo pertenecía a la Guardia, sino que además era miembro del Clan Boromar. Ofreció a Morr trabajar como detective para el clan y así estar protegido por “la familia”. Morr aceptó a regañadientes, no obstante rápidamente descubrió que “la organización criminal” de la que tanto se cuchicheaba era más bien una familia demedianos inmigrantes y otros rechazados por la sociedad que se cuidaban los unos a los otros, y se sintió por primera vez aceptado.

Poco tiempo después, Morr fue ascendido a capitán Boromar y creó su propio comando, que más que una célula criminal, es un grupo de buenos amigos.